martes, 8 de agosto de 2017

Estos Nacionalismos Matan

Por Juan Pablo Olivetto Fagni


A diferencia de lo que pasó en otros territorios, en nuestro país se construyó la identidad nacional principalmente desde el sistema educativo, intentando eliminar toda diferencia cultural. Y aquí el proyecto de Sarmiento tuvo mucho que ver, él veía a la crianza de los pobres como peligrosa (se ve que ya se hablaba de “polaquitos” en esa época) y la crianza de los ricos como inadecuada, ya que sostenía que los niños ricos tenían muchos privilegios que no les correspondían. En palabras del Padre del Aula “El niño no tiene derechos ante el maestro, no tiene por sí representación, no es persona según la ley. Es menor” (Sarmiento, 1889:245) Por otro lado el sistema educativo tradicional tenía que eliminar todas las prácticas que los inmigrantes traían consigo para inculcar hábitos de higiene, el respeto a los símbolos patrios o la lengua castellana misma, que también se impuso a los pueblos originarios (si es que zafaban de las matanzas).

A este autoritarismo y homogeneización a la fuerza tan criticable de la educación sarmientina (hoy en crisis) hay que reconocerle una fuerza cultural que permitió bajar muchísimo el analfabetismo en nuestro país, y el hecho de generar avances en la liberación de las mujeres, ya que empezaron a tener la posibilidad de ser maestras y de ser alumnas, con todo lo que ello implicaba en esa época.

Hoy en día las escuelas ya no transmiten ese Nacionalismo (con mayúsculas), salvo con rituales como los actos escolares que no son más que cascaras vacías de contenido o teatralizaciones cargadas de una historia de dudosa rigurosidad científica. Sin embargo hay dos cuestiones que atraviesan a la escuela y a toda la sociedad en la actualidad y despiertan ese Nacionalismo: Malvinas y el Fútbol.

Beatriz Sarlo, muy lúcidamente, describe el nacionalismo argentino de hoy (con minúsculas) como territorial y deportivo. A partir de reflexionar sobre el apoyo popular a los militares en el mundial 78 y cuando le declaramos la guerra a los ingleses, la ensayista sostiene que este nacionalismo territorial y deportivo es una pasión ciega y destructiva, una pasión que busca la victoria violenta de una nación sobre otra (o en menor escala de un equipo de futbol sobre otro) que sólo aflora cuando creemos que vamos a ganar o cuando ganamos, y que en la derrota esa pasión se vuelve autodestructiva. ¿Pero son todas las pasiones destructivas? Claramente las pasiones amorosas auténticas desean el bien y hacen que uno se ponga al servicio de aquello que ama. Esas son las pasiones que hay que fomentar en la educación y en todo ámbito social.

A contramano de lo que hoy lamentablemente pasa en Europa y Estados Unidos, dónde unos neo-fascismos populistas, encarnados en figuras como Le Pen, Frauke Petry y Donald Trump, están tomando cada vez más fuerza ante los ataques terroristas, y son una reacción por derecha a la globalización de los negocios.
Ante esto el Papa Francisco instó a la comunidad europea a no cerrarse, a no ser egoístas, a mirar más allá y a no perder las esperanzas. Este pastor con olor a oveja sabe muy bien que atacando las profundas injusticias que los mismos países europeos generan llegará la tan ansiada paz en Medio Oriente y en Europa.
A diferencia de este Líder con mayúscula, acá Massa y Macri asocian inmigrante-delincuente como si fueran casi sinónimos. Quitando derechos a los inmigrantes “de segunda”, porque claramente los europeos blancos son muy bien recibidos.

Ojalá algún día todos los perjudicados y oprimidos nos demos cuenta que no importa dónde uno nace, ni qué idioma habla, ni cómo fue criado. Ojalá algún día nos demos cuenta que ni el Nacionalismo con mayúsculas que algunos reivindican, ni el nacionalismo con minúsculas nos llevan a buen puerto. Es más, este último bloquea una salida racional del conflicto con Inglaterra y nos hace creernos los mejores o los peores del mundo por un resultado deportivo. Ojalá entendamos que todos somos hijos de Dios, creados para cuidar la Casa Común, y que tenemos que ubicar en la palmera a los que nos perjudican y nos oprimen, a los que fomentan el odio, la discriminación y las divisiones sin sentido, todo esto se está llevando las sagradas vidas de hermanos nuestros. Y no podemos seguir siendo indiferentes.

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