Selene Peschel
A partir de esta premisa se
puede abrir el debate: Los fanáticos católicos son los que destruyen a la Iglesia.
Ni siquiera la dañan aquellos que la atacan o critican en los medios de
comunicación, porque muchas veces esas miradas ayudan a mejorarla, sino que son
aquellos que realizan ese “trabajo por dentro”. Este tipo de personajes considera
que su extremismo es católico pero, el cristianismo, es totalmente lo opuesto. Pero,
sería muy inapropiado que esto lo afirmara una simple cristiana, mejor escuchar
a la máxima autoridad en el tema: “Prefiero una iglesia accidentada, herida y