miércoles, 23 de abril de 2014
domingo, 20 de abril de 2014
Editorial - LA JUSTICIA: ¿ES MÁS FÁCIL SER BUENO QUE SER JUSTO?
En
ninguna época de la Historia ha sido fácil ni el ejercicio de la
justicia, ni el de la bondad. Sin embargo, existe una cierta
condescendencia (o debilidad) que goza hoy de mayor simpatía que un
obrar objetivamente justo, tal vez porque para éste es necesario
reflexionar y ser prudente, y para el otro, basta abrir las manos y
desparramar las dádivas, y que los demás se las arreglen para
repartirlas.
Si
lo queremos ver en profundidad, hay bondades que no son tales, sino
pasividad y falta de carácter, o pereza para razonar sobre lo que
realmente corresponde y, en esas condiciones, lógicamente, es más
sencillo ser “bueno”. Es más fácil callarme y esquivar ciertas
confrontaciones que esforzarme por encontrar y pronunciar, a tiempo,
la palabra oportuna. Es menos comprometedor decir que “no vi nada”
en la esquina en que se produjo el accidente, que contar lo que
sucedió. Es más cómodo dar de lo que me sobra que luchar para que
exista igualdad de oportunidades para todos.
Para
algunos padres y docentes, resulta menos conflictivo, en el momento,
ceder ante las exigencias del niño caprichoso que marcarle límites…
aunque la sociedad (y los propios padres y educadores) tengan que
soportar después las consecuencias.
Claro
que en el otro extremo, están la rigidez, el deseo inmoderado de
ser el dueño de la razón, el afán de que el otro se ajuste a
nuestros esquemas, la falta de tolerancia con las debilidades y
defectos de nuestros hermanos. Allí es donde la justicia debe ser
templada por la misericordia, que significa, literalmente, sentir en
el corazón las miserias del prójimo. Y no porque una virtud deba
reemplazar a la otra. Necesitamos vivir las dos. La frase bíblica
sobre “la justicia y la paz” que “se encuentran”, del Salmo
86(85), podría traducirse también: “La justicia y la misericordia
se abrazan”.
“NO REPARTIRÁS LOS BIENES AJENOS”
Por Nora Pfluger
Para
que exista verdadera justicia, debemos dar de lo nuestro de corazón…
sin criticar ni exigir que el otro lo haga primero.
“Aunque
repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres… si no
tengo amor, no me sirve para nada” (1 Corintios 13,3).
Me
asombra la indiferencia de nuestra cultura ante las palabras
clarísimas del Apóstol San Pablo, escritas hace casi dos mil años.
Los pobres, nuestros hermanos, siguen siendo instrumentos de
propaganda política, destinatarios de ayuda que hoy se da y mañana
se quita, elementos tranquilizadores para ciertas personas piadosas
que los usan para estar en paz con su conciencia.
Pero
me asombra todavía más el discurso descarado de quien insiste con
la dádiva y el desprendimiento… pero no con los propios bienes,
sino con los del otro. Traducido: “No soy yo, sino Fulano el que
debe renunciar a sus propiedades, porque tiene demasiadas, porque
debería repartir su riqueza… y que a mí me toque también un buen
pedacito”.
Todos
conocemos el papelón de Judas Iscariote, el traidor del Evangelio,
que cuando ve que una mujer, en un gesto de amor, unge los pies de
Jesús con un caro perfume, masculla literalmente: “¿Por qué no
se vendió ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los
pobres?” El Apóstol San Juan, testigo y relator de este episodio,
agrega: “Dijo esto, no porque se interesara en los pobres, sino
porque era ladrón, y como estaba encargado de la bolsa común,
robaba lo que se ponía en ella” (Juan 12, 5-6).
La escuela puesta en jaque por las injusticias sociales
Por Juan Pablo Olivetto Fagni
Por primera vez
en la breve pero fértil historia de la Revista X voy a respetar al
100% el eje temático. La justicia.
Si tomamos la definición
más del sentido común, la justicia consiste en darle a cada persona
lo que le corresponde. Ahora bien, si pensamos en el ámbito
educativo por excelencia en estos tiempos, en la escuela ¿Qué le
toca a la misma? ¿Cuál es su lugar en la sociedad? ¿Cuál es o
debe ser su rol?
Como dije en mi primer texto, allá por
diciembre del 2013 “todos hemos escuchado o dicho, que muchos de
los problemas de la sociedad se arreglarían con una mejor o mayor
educación”. Visto y considerando, aunque sabemos que no es así,
que muchos al hablar de educación piensan sólo en la escuela, yo
sostengo que “muchas veces a la escuela se le exigen demasiadas
cuestiones que en muchos casos la exceden.”
El pelo en la sopa, vivir sin estado y morir sin ley. Aproximaciones a la actualidad
Por X
Los hechos de violencia acecidos últimamente, merecen una reflexión
seria y profunda sobre la justicia, para ello, en este aporte,
trataré de indagar y meditar sobre algunos aspectos, pequeños y
modestos aspectos, del compromiso del ciudadano y especialmente del
cristiano en materia penal.
Iremos observando detalles sobre el derecho penal como así también
la evolución de la pena a fin de concluir, sobre el final del
presente, en una síntesis que sirva de “piedra de toque” del
fondo de la cuestión, que adelantándome a ello, sería la
injusticia social y la marginación.
- El derecho penal como ejercicio de la violencia.
Para comenzar a charlar, considero oportuno resaltar a “la
violencia”, tanto la violencia legítimamente ejercida por el
estado al aplicar las normas penales como así también, la violencia
realizada por quien ejerce una actividad ilícita.
El estado ostenta el monopolio de la fuerza, que es lo mismo que
decir, el estado es el único capaz de hacer la ley y de aplicarla,
la precisa razón de ello es evitar la justicia por mano propia y la
creación de un sistema unificado de legalidad.
Salvemos el Planeta, después vemos que hacemos con la gente.
Por Juan Ignacio Salgado
Hace casi 50 años el Padre Leonardo Castellani decía en una de las
últimas entrevistas que le hicieron, que como venía la mano más le
valdría al hombre inscribirse en la Sociedad Protectora de Animales,
aunque no como protector sino como protegido. Lo que me parecía un
simple chiste la primera vez que lo leí, hoy, mirando alrededor,
compruebo que fue una visión profética. La sociedad en la que
vivimos se ha convertido en una amante ferviente de la naturaleza y
enemiga declarada del hombre que no se alista en sus filas
ecologistas.
Se organizan grandes eventos y campañas en defensa de los animales
maltratados. Las Corridas de toros en España se rechazan con el
mismo énfasis y se condena de la misma manera que se condena el
holocausto judío durante la segunda guerra mundial. Mientras, en
este mismo país se realizaron en 2013, más de 112 mil abortos -lo
que supone más de 300 al día, y 1 cada 4 minutos- , y ante esta
situación, el gobierno y la justicia permanece en su postura de
fervientes defensores de esta práctica ignominiosa porque todos
estos niños muertos antes de nacer son niños no queridos. Y si
nadie los quiere mejor que ni nazcan, para que la vida, para que
vivir, dice el tango.
Entrar por una puerta y salir por la otra
Y no tener tampoco es prueba,
de que acompañe la virtud.
Pero el que nace bien parado,
en procurarse lo que anhela,
no tiene que invertir salud.
(“Canción de Navidad”,
Silvio Rodríguez)
“Si usted es igualitario ¿Cómo puede ser tan rico?”, es
la pregunta con la que el filósofo Gerald Allan Cohen, tituló un
artículo en el que abordaba una de las contradicciones más
interesantes de nuestros tiempos. Dicho de otro modo, dado que usted
se dice igualitario ¿cómo puede creer que es correcto que
sea tan rico?
Para Cohen, la concepción liberal circunscribió a la justicia a
aquella que se aplica a la estructura básica de la sociedad y no a
las elecciones personales de cada uno de los individuos dentro de esa
estructura. Así, el hecho de que un gobierno deba ser justo no tiene
que ver ni es responsabilidad de cada persona considerada en sí
misma, si no que todos los individuos, conjuntamente y a través de
ese gobierno, logran que la sociedad sea justa. Entonces, se podría
suponer que si los individuos actuamos dentro de las reglas de esa
estructura, el resultado para los que están peor es mejor que el
resultado que se obtendría bajo cualquier otro conjunto de reglas.
Aún así, lo cierto es que las sociedades pueden ser
no-igualitarias. Entonces él, que desconfía de esta concepción
liberal, se pregunta…
lunes, 7 de abril de 2014
jueves, 3 de abril de 2014
2 de Abril - Jornada de Memoria, Verdad y Justicia
Por Juan Pablo Olivetto Fagni
En la Jornada de Memoria, Verdad y Justicia del 2 de abril en Plaza a Moreno hubo paneles que abordaban a la inundación desde diferentes ángulos, además hubo muestras de fotos,
En la Jornada de Memoria, Verdad y Justicia del 2 de abril en Plaza a Moreno hubo paneles que abordaban a la inundación desde diferentes ángulos, además hubo muestras de fotos, lectura de poemas, radio abierta, bandas en vivo, entre otras actividades que le dieron mucho movimiento y color a la Jornada.
Durante el mediodía y la tarde, la cantidad de personas se podían contar en cientos, pero a la hora de las bandas y de la marcha a la gobernación los números aumentaban a miles, sobretodo gracias a las agrupaciones políticas. Más allá de que es evidente que faltaban muchos platenses que llenaran las plazas, es formidable la participación y organización de las Asambleas Vecinales, a las que hay que sostener como sociedad. No dejemos que se desgasten y pierdan las esperanzas.
Algunos datos que daban unos afiches llamaron mi atención, frutos del trabajo del Colectivo de Trabajadores Sociales de la Provincia de Buenos Aires. Ante la pregunta sobre cuál fue la primera ayuda ante la catástrofe los resultados en la subzona suburbana son los siguientes:
Vecinos/Familias/Amigos: 57,36%
Iglesia: 22,10%
Estado: 10,69%
Organizaciones Sociales/Políticas: 09,83%
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